De la nada al mejor lugar
¡Para que un sueño se haga realidad, tiene que parecer imposible!
En esa expresión se resumiría el éxito absoluto del Parque de Educación Ambiental Granja Amojileca, espacio con gran sentido de pertenencia en el estado de Guerrero, único en el sur de México, con más de un millón de visitantes en sus primeros años de funcionamiento.
¿Cómo fue que un lugar sin más atractivo original que un terreno amplio, dedicado con anterioridad a la agricultura y la ganadería tradicional, sea hoy el mejor sitio de convivencia familiar y grupal en la ciudad de Chilpancingo, la primera capital formal de México, donde un río y medio centenar de barrancas afluentes han sido convertidas en espacios sucios, llenos de basura y contaminados?
Todo parece centrarse en su origen maravilloso y admirablemente altruista, de buena fe, y en la voluntad de sus fundadores y operadores para que sean los propios visitantes quienes opinen, diseñen y construyan las opciones de entretenimiento para chicos y grandes: el terreno, de varias hectáreas, es una aportación de la familia por puro amor a sus semejantes, a su ciudad, a su estado, a México, al planeta, para promover la conservación del Medio Ambiente.
También el respeto por la Cultura, la Historia y la Naturaleza: el emblema de la Granja Amojileca es el venado cola blanca, una especie que está en peligro de extinción por su caza indiscriminada. Ahí se le protege, se le cuida y se le conserva, y niños y adultos apapachan, acarician y conviven con los preciosos ejemplares de uno de los elementos sagrados en la cosmogonía de nuestros antepasados aztecas.
De esta forma, la familia integrada por María Magdalena Castro Bautista y Elino Villanueva González, apoyados de una trayectoria de cuarenta años difundiendo la cultura y las tradiciones de los estados de Guerrero y Baja California Sur que forman su identidad, combinado con la urgencia de conservar y proteger a los animales y las plantas, nuestros compañeros de vida en el planeta, lograron construir un gran ejemplo a Guerrero, a México y al mundo de que la decisión y el aporte individual del granito de arena —como dice su lema de vida—, sí puede obtener… ¡Otra forma de ver el mundo!
Los antecedentes de la Granja Amojileca
La familia Villanueva Castro llegó a La Paz, capital de Baja California Sur, en 1989, por cuestiones laborales, procedentes del estado de Guerrero. Iban por un mes, comisionados por la empresa en la cual trabajaban, pero el atractivo de la ciudad más bella de México los cautivó y se quedaron… ¡dieciocho años! Ahí realizaron todo un trabajo que incluyó la apertura de la Pozolería La Misión, en realidad un sitio de reunión cultural de miles de guerrerenses radicados en aquella región.
Ahí nacieron los pequeños Arnulfo y César, quienes cumplían funciones importantes en la operación de proyectos familiares, como la edición de las revistas culturales y turísticas Entre Mares y Plebes, diseñada y producida por niños de las escuelas de los municipios de Baja California Sur. En el año 2006, con una gran experiencia acumulada en la cultura del norte de México, retornan a las montañas del sur.
Al mismo tiempo, desde la Facultad de Comunicación y Mercadotecnia de la Universidad Autónoma de Guerrero se constituye el Grupo Cultural “La iguana verde”, por parte del profesor Elino y cinco de sus alumnas de Licenciatura, para proponer acciones en favor de la Naturaleza en la ciudad de Chilpancingo, la familia es elegida para recibir una encomienda familiar mayor: asumir la posesión del rancho El Terrero, con la condición de “hacer algo bonito para el pueblo”.
Son los principios del sueño: todo confluye, se suman más voluntades. A la idea se agregan profesores y alumnos de otras carreras universitarias que integran el Plan de Manejo del sitio y ayudan a definir su concepto y su identidad: crear el único Parque de Educación Ambiental en el estado de Guerrero, como una forma de intentar que se revierta el desdén común de los habitantes, y de sus autoridades estatales y municipales, notorio en la destrucción del río Huacapa que cruza la ciudad.
Todo por la Educación Ambiental
Si la ciudad ya mostraba contaminado el río Huacapa, cuyo caudal formaba parte principal del ecosistema. Por décadas los vecinos sólo tuvieron dos espacios de convivencia: el Zoológico Zoochilpan, fundado en 1978, y el Museo Interactivo La Avispa, en 1998. Sólo dos lugares de distracción para la comunidad de la primera capital nacional.
Cubiertos todos los procedimientos, el principal de ellos la autorización con clave SEMARNAT-UMA-IN-00047-GRO, para abrir un criadero de venado cola blanca (Odocoileus virginianus acapulcensis), se logró felizmente la realización. Las secretarías de Medio Ambiente y Recursos Naturales, tanto federal como estatal, aportaron los primeros recursos para la apertura y el funcionamiento del sitio y llegaron los primeros ejemplares que quedaron alojados en las instalaciones.
Si un mérito se debe reconocer a los operarios del Parque de Educación Ambiental Granja Amojileca desde sus fundadores es el conseguir que los ejemplares se habituaran a la presencia de personas. Fue una verdadera fiesta observar a los pequeños del Jardín de Niños del pueblo de Amojileca frente a los primeros venados. Los niños se asustaron de los venados y los niños de los venados, hasta que finalmente se logró la empatía entre ambos. Alumnos de otros planteles de la localidad ayudaron en el propósito.
Ahora el espacio se ha vuelto emblemático en la primera capital nacional. Durante quince años fue sede del proyecto universitario que le dio origen, hasta que, en el año 2021, al cumplirse la meta de concitar la presencia de más de un millón de personas, pasó a depender y ser operado completamente por la familia posesionaria del predio, tal como habían sido los acuerdos iniciales. Sin embargo, se mantienen los principios que le dieron origen: un sitio fundado en el altruismo y la buena fe, en favor de la Naturaleza.
Ahora se cuenta, además del venadario, con un mariposario en el que se muestra especialmente a los niños el proceso de reproducción de estos animales importantes para los procesos de polinización, y por lo tanto para la producción de alimentos y la continuidad de la vida. También hay un mirador, un columpio infinito, espacios para acampar, sitios de reunión, y el recorrido culmina de forma divertida para todos con un lance en una tirolesa de 140 metros de largo y 40 de alto.
El ánimo creativo de operarios y visitantes se aprecia en el Museo Guerrerense del Reciclaje (MUGRE), la más reciente sección de la Granja Amojileca. Se trata de una exposición continua de un centenar de objetos que la modernidad desecha por distintas razones y aquí son utilizados para crear conciencia y generar vida, en un segundo uso, sobre todo como macetas. Lo admirable es que cada pieza ha sido una donación representativa de la historia de una familia.
Amor y convicción por la Naturaleza
Veinte años después del inicio de su gestación, la Granja Amojileca se ha consolidado como el mejor lugar de convivencia en el sur del país, sobre todo en el estado de Guerrero, y se espera que su ejemplo sea replicado hacia otros municipios por parte de las autoridades estatales y de otras entidades del país. La intención es promover que las comunidades utilicen los elementos de su entorno para crear empleos a partir de utilizarlos de forma racional, constructiva.
Alrededor de veinte personas participan cotidianamente en esta iniciativa que llegó a la pequeña localidad de Amojileca para generar empleos y mostrarle al mundo que sí es posible ser felices viviendo la vida de forma diferente a como la viven muchos, y que también se puede generar ingresos utilizando responsablemente los elementos que nos ofrece la Naturaleza, pero respetándolos, no considerándolos objetos, sino parte de nuestra convivencia común.
El carácter altruista que ha marcado los proyectos de la familia se muestra en la más reciente propuesta entregada a la primera gobernadora mujer: Evelyn Cecia Salgado Pineda: la construcción del Memorial Guerrero, para el cual se aportarán dos mil metros cuadrados del terreno. Se trata de un monumento espectacular con los rostros de los doce personajes guerrerenses más importantes de la Historia de Guerrero, seis hombres y seis mujeres, labrados en roca, con pasillos y miradores e iluminación nocturna con energía solar.
La visita a este espacio novedoso incluye un recorrido de aproximadamente una hora, como mínimo, o un tiempo mayor que depende del interés de los grupos por el Medio Ambiente. También se ofrece comida típica los fines de semana en el área de restaurante y se atiende especialmente a grupos con fines académicos o de investigación. Para las familias hay paseos a caballo y los niños también pueden convivir con animales domésticos que encontrarán a todo lo largo del recorrido.
Para quienes tengan interés en conocer más de esta experiencia única en el estado de Guerrero y en el sur del país, está a su disposición la página de Facebook con todos los datos, o bien las líneas telefónicas 7471973062 y 7471010524, con WhatsApp, así como las direcciones de correo misionpozole@gmail.com y elinovillanueva@hotmail.com, donde recibirán detalles de cómo poder mostrarle al mundo que sí existe, sí hay, sí podemos tener todos… ¡Otra forma de ver el mundo!
El Parque de Educación Ambiental Granja Amojileca se encuentra en el Kilómetro 1.5 tramo Amojileca-Omiltemi carretera Chilpancingo-Jaleaca de Catalán.
Mtro. Elino Villanueva González
Director y Fundador del Parque de Educación Ambiental Granja Amojileca