En un contexto marcado por desigualdades urbanas y crisis de salud mental, los espacios públicos están adquiriendo una nueva función: la sanación comunitaria. Este artículo profundiza en cómo la arquitectura terapéutica y el urbanismo sensible pueden generar ambientes que favorezcan el bienestar emocional, reduzcan el estrés y fortalezcan el sentido de pertenencia.
