¡A jugar al parque!
Algunas décadas atrás a las niñas y a los niños se les permitía salir de casa para ir a buscar a sus amigos del barrio y disfrutar de las tardes jugando en el exterior; principalmente sin supervisión adulta, pero hoy en día, la distancia permitida para que una niña o niño pueda alejarse de casa para salir a jugar y explorar los alrededores, se ha reducido y en muchos casos es nula. Esta fractura en la independencia de niñas y niños surge como respuesta ante el incremento de inseguridad, la aversión al riesgo y la imposición del modelo de ciudad centrado en el automóvil.
Es a través del juego que niñas y niños aprenden acerca del mundo que les rodea, de manera que permitir la independencia para salir a jugar y explorar, sin supervisión adulta, refuerza la confianza en ellos mismos y ayuda a incrementar su autoestima. L@s niñ@s que regularmente juegan en el exterior y en contacto con la naturaleza, desarrollan sistemas inmunológicos más fuertes, juegan de forma más creativa, tienen imaginarios más activos, reportan niveles bajos de estrés y ansiedad, tienen menores índices de obesidad y trastornos de atención y además, desarrollan desde una edad temprana respeto por sí mismos y por los demás.
Es importante entender que los beneficios del juego no se limitan a niñ@s, las personas adultas también pueden experimentar el entorno desde un estado mental de juego ya que este, ayuda a generar endorfinas, a reducir el estrés, a bajar la presión arterial y a conservar la flexibilidad cerebral. De igual manera, la interacción con la naturaleza ayuda a relajarse, a concentrarse, a practicar autocontrol y a elevar la autoestima, entre otros beneficios.
Los parques y espacios silvestres locales brindan la sensación de formar parte de una comunidad y permiten integrar el impacto positivo que tienen los ecosistemas naturales en la vida cotidiana. Las posibilidades flexibles, diversas e indefinidas de un espacio natural de juego, radican en la exploración de ambientes al aire libre en donde personas de todas las edades y habilidades, puedan jugar e involucrarse en la manipulación de elementos, materiales y organismos naturales a través de experiencias sensoriales.
En MACIA Estudio apostamos por la transformación de las ciudades desde la perspectiva del juego y las infancias urbanas para promover la cohesión social, la inclusión, la participación ciudadana, la exploración creativa y el desarrollo integral de todas las personas. Porque invitarlas a reunirse, a jugar y a interactuar con la naturaleza, tiene un impacto directo en la democracia de las sociedades.
A un año y medio de la pandemia por COVID-19, es posible observar una revalorización colectiva del papel que juegan en la vida de los seres humanos, la posibilidad de estar al exterior, el contacto con la naturaleza y la interacción social. Este cambio de paradigma evidencia la necesidad de transformar los entornos urbanos desde modelos centrados en las personas; recrudece la carencia de espacios locales donde las comunidades puedan disfrutar y reaprender de los ambientes naturales; y refuerza la urgencia de replantear el lugar de las infancias urbanas en la esfera pública.